Mala defensa de los derechos de los consumidores haría si no explicase cómo pueden defenderse los ciudadanos de la maldita letra pequeña de los abogados.
La peculiaridad es que no estamos sometidos a "Consumo", como otros establecimientos abiertos al público, por mucho que nuestros clientes ostenten la calificación de consumidores.
¿Por qué los abogados no tenemos hoja de reclamaciones ni Consumo nos supervisa?
Porque nosotros ya tenemos un ente que defiende los derechos de los ciudadanos, sean consumidores o no: El Colegio de Abogados.
En el Colegio de Abogados los ciudadanos pueden recibir la información necesaria sobre el abogado de oficio, la justicia gratuita, y además se gestionarán todas las reclamaciones contra el profesional que se sospeche que no haya actuado con diligencia.
Debéis saber que, además del tirón de orejas correspondiente de nuestro Colegio con la sanción pertinente, podéis acudir a los tribunales para solicitar responsabilidad civil y una indemnización, si es que, por las buenas, el abogado no reconociera su error ni diera parte al seguro para gestionaros la indemnización que os correspondiera.
El Derecho os ofrece herramientas para defenderos de los abusos de todo tipo de profesionales, incluso de los propios abogados. Por eso es importante que os fijéis a qué Colegio pertenece el abogado que os lleva el asunto ya que, si algo sale mal, será ese Colegio el que os informe de todo y el que discipline al abogado.
¿ Cuándo puedo reclamar la responsabilidad civil de un abogado?
Por no actuar con diligencia entiéndase, por ejemplo, que al abogado se le pase un plazo y ya no se pueda defender un asunto por estar prescrito, no proponga una prueba fundamental de forma correcta con el correspondiente daño para la defensa, no formule bien la demanda y genere costas... cuestiones objetivas que no tengan solución y que generen un perjuicio real, no sólo el cabreo del cliente. Y es que el cabreo, por muy justificado que esté, no se recoge en nuestro Derecho como algo indemnizable.
Es muy popular la triste creencia de que todos los abogados estamos compinchados sólo porque somos amables y educados, y hasta a veces, buenos amigos de los contrarios. Tenéis que entender, estimados lectores, que la discusión del asunto es objetiva, nada personal, ya que sino no podríamos llegar al final del día sin haber hecho tres nuevos archienemigos.
La discusión de los asuntos es en base a nuestras leyes, no sobre nuestras opiniones. El respeto mutuo es cuestión clave para la supervivencia en una profesión en la que nos pasamos el día pleiteando contra el mundo.
Eso sí, no podemos aceptar defender a un cliente si el contrario es también cliente de un compañero de nuestro propio despacho, porque afecta al secreto profesional. Tampoco debemos aceptar un asunto si nosotros mismos hemos sido anteriormente abogados de aquel a quien queréis demandar o denunciar porque -sin duda- podría haber conflicto de intereses.
Para saber más, podéis echar un ojo al
Estatuto General de la Abogacía Española y, desde luego, preguntar en el Colegio de Abogados de vuestra zona: El servicio de atención al ciudadano está a vuestra disposición.